Los que me leéis desde hace tiempo ya conocéis mi pasión por las librerías, recuerdo que ya escribí una entrada sobre la Lelo & Irmao de Oporto, para mi una de las librerías más bellas del mundo; pues bien, hoy quiero daros unas pequeñas notas sobre otra de mis favoritas, que descubrí hace muchos años y es un lugar insólito y original. Me refiero a la librería «Shakespeare and Company» de París.
Situada en pleno corazón de París, frente al Sena y a las puertas del Barrio Latino, es toda una institución. Es un lugar aparentemente caótico, donde resulta difícil buscar un libro determinado, más bien es el libro el que encontrará al lector, que se siente abrumado al contemplar como se apilan los volúmenes en las estanterías sin ningún orden, despreciando cualquier colocación alfabética, por géneros o por temas.
Un rasgo curioso e igualmente sorprendente es que no existen dependientes en el sentido estricto de la palabra, sino jóvenes trabajadores, mayoritariamente de habla inglesa, que allí mismo viven y duermen, pudiendo encontrase uno con sus lechos, armarios e incluso a alguno de estos huéspedes-trabajadores en pijama.
Esta librería puede considerarse la heredera de otra del mismo nombre que fundo Silvia Beach en la rue de l’Odeon en 1921, otro curioso personaje que editó por primera vez el Ulises de James Joyce y albergó a nómadas y exiliados como Hemingway, Ezra Pound, Gertrude Stein, T.S, Elliot y otros muchos. Con la ocupación nazi fue cerrada.
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Libreria Shakespeare l'Odeon
A su vez, esta primera librería Shakespeare de Silvia Beach, también surgió de la influencia de otra, «La Maison des amis des livres. Société de lecture. Librairie. A. Monnier» propiedad de la escritora, editora y librera alemana Adrienne Monnier, que se convertiría no sólo en amiga y compañera de profesión de Silvia Beach, sino que sería una presencia frecuente en la Shakespeare, y con ella lo harían sus numerosos amigos escritores.
La Maison des amis des livres
Volviendo a «La Sakespeare» actual, fue abierta en agosto de 1951 con el nombre de «The Mistral», el nombre de la primera novia francesa de su peculiar fundador y propietario, GeorgeWhitman , nacido en New Jersey y que al llegar a París para estudiar en la Sorbona tras recibir la herencia de una tía suya decidió iniciarse como librero. Ya desde el primer día de su apertura permitió que los viajeros, los escritores jóvenes, los artistas y los poetas, se alojarán allí mismo a cambio de trabajar dos horas diarias en la librería. A mediados de los sesenta , habiéndose ya convertido en el centro del peregrinaje artístico y literario estadounidense en París, rebautizando la librería como homenaje a Silvia Beach, con el nombre de la antigua Shakespeare. Aunque ahora debido a su avanzada edad, debe de tener alrededor de 90 años, el negocio lo lleva su hija Silvia, durante casi sesenta años, George todas las mañanas de domingo, cocinaba personalmente a sus huéspedes-trabajadores un desayuno a base de crèpes, e igualmente les recomendaba leer un libro al día mientras durase su estancia. Es decir, en el local se duerme, se toma el té, se conversa sobre libros, en la más clara muestra del ambiente bohemio; y no sólo eso, además nos permite a todos los lectores sacar cualquier libro a la plaza pegada a la librería y leer tranquilamente los libros que luego devolveremos a la librería.
Por aquí pasaron Henri Miller, Anais Nin, Lawrence Durrel, Burroughs, Kerouac, Sartre, Simone de Beauvoir, Breton y otros muchos; igualmente de la librería e hicieron manifestaciones contra la guerra del Vietnam, y a sus puertas tocaba la guitarra Tony Blair en sus tiempos de bohemio. Hoy, todavía se siguen citando en ella todos los jóvenes universitarios estadounidenses, se dejan mensajes los viajeros enamorados y, los domingos, George Whitman sigue recibiendo en su legendario apartamento, en el edificio.
George Whitman en la actualidad
Para los que no conozcaís está maravillosa e insólita librería, aparte de recomendaros que si vais París no dejeis de visitarla bajo ningún concepto; y si os ha resultado interesante el tema , y quereis saber más, os dejo el enlace de la web de la propia Shakespeare and Company, e igualmente un video que os mostrará una pequeña visión de ella.
Testigo 
Entrar en esa libreria debe de ser como volver al siglo XIX. Me encantaria fotografiar ese ambiente bohemio que se debe de respirar en él. Y retratar a Mister Witman una gozada. Te doy la gracias, una vez más, por descubrirnos locales como este. Aunque me coja un poco a desmano, tomo nota. Cuando vuelva a Paris, la buscare.
aBrAzO!
La verdad javi es que es un lugar que conserva todo el espíritu bohemio de tiempos pasados. Sin duda tu, no sólo quedarías encantado con la visita sino que por supuesto tomarías unas fotografías insuperables. Cuando la visites, quiero verlas. Un abrazo.
Desde luego te puedo asegurar que si vuelvo a Paris (que espero que sí) la buscaré porque desde luego tiene que tener una magia especial. besos
No dejes de hacerlo winnie0, te encantará. Besos.
Qué maravilla de lugar Ernesto!, andar por esos ambientes debe tener una mística extraña, inolvidable sin duda. La emoción de saber sobre todos los grandes que pasaron por allí, la comunión en los libros de sus visitantes…qué mágico lugar nos compartís hoy. GRACIAS! Un abrazo fuerte.
Claudia, la verdad es que entrar en esta librería es hacerlo en un mundo mágico y fabuloso, y no sólo para los amantes de los libros, sino para cualquiera que lo viste. Por cierto, hace tiempo que tengo una relación de librreías de Buenos Aires que estoy deseando recorrer. A ver si de una vez puedo hacer este viaje pendiente. Otro abrazo enorme para ti.
Veo que compartimos otra pasión , las librerias, templos de conocimiento, donde me relajo entre volumenes cuando la vida de me hace cuesta arriba. La sensacion de entrar en una libreria y tener al alcance de la mano miles de mundos imaginados me llena de una energia unica. No conocia esta libreria-institucion que nos has descubierto en esta entrada. Un tesoro que me ha dejada sin palabras.
Un saludo
Concha,has descrito en unas pocas palabras lo que sentimos todos los amantes de los libros al sumergirnos en una librería. Siempre que llego a una ciudad que no conozcó mis primeras visitas son en busca de librerías, mercados de abasto y el metro, en donde existe, y si no en tranvías, autobuses o,los medios que se usen por la gente de la calle. Creo que es la mejor forma de empaparse y descubrir los lugares. Y tienes razón, perderse entre volúmenes, rebuscar, encontrarse con algo insólito, todo ello es relajarse y penetrar en otro mundo. Tal vez en otra entrada recree algún mercado callejero de libros. Saludos para ti.
Qué lugar curioso.
Me parece muy interesante. Si vuelvo a París, intentaré visitarlo.
Saludos, Ernesto.
Es muy interesante Tesa, no dejes de visitarlo en tu próximo viaje a París. Saludos.
Lugar de visita obligada. Parada imprescindible cuando se va a París. Gracias por el post Ernesto.
Cierto Adrián, yo procuro hacerlo así, además está en pleno corazón de la ciudad por lo que es fácil de visitar. Abrazos.
Debe de ser fascinante el ambiente que se respira en esa librería. Es una pena que no se conserven en las ciudades las librerías antiguas, pues deberían ser declaradas BIC igual que los monumentos.
Desgraciadamente Senor citizen van desapareciendo, aunque aún es posible localizar algunas en casi todas las ciudades. No hay nada más fascinante para un lector como contar con un librero habitual, que no solo nos vende y consigue libros sino con e que se puede mantener largas conversaciones.
Me ha gustado (y mucho) lo que has hecho con esta publicación, la combinación de fotos con texto y la historia de un lugar que se ve muy atractivo (si algún día voy a París, visitaré la librería). Qué agradable poder leer cosas así, tal vez me animo a hacer algo parecido, hay algunas librerías muy interesantes por acá.
Gracias Juan Pablo, a ver si te animas y nos ofreces una entrada sobre esas librerías. La verdad es que sería genial que cada uno dieroamos a conocer las que conocemos en nuestras ciudades o en otras, y así ir creando una especie de catálogo. Habrá que trabajar la idea. Un abrazo.
Ernesto he venido dos o tres veces a leer esta entrada, y me voy en silencio, hasta ahora. Me causa sensaciones raras, tengo sentimientos fuertes con las librerías (o ciertas bibliotecas), recuerdos tal vez?, hace muchos, muchos años, cuando era una adolecente que buscaba desesperadamente respuestas y después de pasar por algunas escuelas de búsqueda, llegué, no me preguntes como, a una librería, andaba en busca de un libro, uno que había buscado por mucho tiempo, un amigo me dio algunas referencias y me fui una tarde en busca de una librería muy particular, así me había advertido mi amigo. Era en el centro de Santiago, busqué mucho hasta que por fin llegué a una calle, no, debo decir un callejón de adoquines, no tenía salida y estaba bloqueada la entrada por una gruesa cadena que en una de sus puntas estaba sellada con un candado. Me encaminé, debo confesar que un tanto asustada, andaba sola, llegué al número que tenía apuntado en el papel y toqué el timbre, salió un hombre desgarbado y pelo cano, me miró, hizo un par de preguntas y me dejo pasar. Una vez adentro todo era libros, miles de ellos, estantes en cada de una de las paredes, polvo y colores, todos los colores prendidos como garras de los lomos de esos miles de libros, era bello, sobrecogedor…, el olor, mmm … delicioso, era como haber cruzado una línea en el tiempo. Sólo puedo añadir que me fui con el libro que buscaba, prometí al hombre que no volvería si no era estrictamente necesario, pero rompí la promesa como quince años después, traté de volver pero no había nada, no pude encontrar nunca más la librería, creo que llegué a la casa correcta pero la gente que moraba ahí no sabían de la existencia de una librería, ni en ese momento ni antes… extraño.
Creo que las librerías, sobre todo las que contienen libros usados tienen una vida que pocos logran apreciar, hay tanto.. tanta vida dejada por muchas manos en cada hoja de cada uno de esos libros..
Lamento haberme extendido tanto, pero te dije, es un tema especial para mí … ahora me retiro en silencio y agradecida por este regalo que nos das, como siempre…un placer.
Patricia, gracias pr tu comentario, que ha sabido explicar a la perfección lo que sentimos los amantes de los libros cuando penetramos en esos lugares deliciosos, fuera de tiempo y siempre emocionantes. Como bien dices, esas librerías de viejo tienen un sabor especial; afortunadamente aquí en Madrid aún se encuentran bastante de ellas, y es algo que sólo se puede aoreciar frecuentándolas, allí se compran libros pero lo más importante es el ambiente que se respira, el librero de toda la vida, dispuesto a compartir una larga conversación sobre todo lo relacionado con el libro, la literaura, la historia y cualquier tema cultural.
No ienes que pedir disculpa alguna por la extensión de tu comentario, ha sido un placer leerlo e intercambiar opiniones y sensaciones sobre este apasionante mundo.
Un abrazo.
Había oído hablar de esa librería, pero no conocía tantos detalles. Por cierto, la he visto recientemente en alguna película; ahora no recuerdo el título. Las fotos son fantásticas. Gracias.
Gracias a ti zambullida pr pasarte y comentar la entrada. La verdad es que la librería es algo único y original. No puedo decri nada acerca de la película que dices, no la conozco, Saludos.
Ernesto, qué encanto de librería.. de modo que después de todo sí existen esos lugares que imagino, esas librerías donde el espíritu del libro realmente «está», se pasea y canta. Te diré que en mi ciudad hay muy pocas y todas bastante convencionales, la que visito a menudo es así: tres pasillos largos con estantes llenos de libros clasificados por temas(los otros dos están reservados para los CD). No hay donde sentarse a hojear con rato, y yo me paso largo rato, así que extraño un silloncito o una humilde silla donde acomodarme. Pero igual me las arreglo y la disfruto mucho, porque como se dice acá donde la resignación se bebe en la leche materna, «es lo que hay…». Eso de los dependientes que viven en la librería lo encuentro genial. Me encanta.
Cariños,
Existen, existen Niée, a veces hay que buscar mucho, aunque éste no es el caso ya que es bastante conocida entre los que amamos los libros, pero otras veces, hay que buscar, preguntar, recorrer calles… Afortunadamente, aquí aún quedan algunas donde es un placer entrar, hurgar entre volúmenes antiguos o descatalogados, charlar con el librero.
De todas formas, como tu señalas, es cuestión de saber amoldarse y encontrar placer donde aparentemente no los hay, y en el mundo del libro somos nosotros mismos los que lo ponemos. Colgaré más notas sobre otras librerías. Abrazos.
¡Qué lugar maravilloso! Y con tanta leyenda. Es increíble que todavía exista, es como una hermana del Hotel Chelsea que ha tenido bastante dificultades. Muchas librerías en París han sido reemplazadas por almancenes de ropa (PUF en la plaza de la Sorbona) o por restaurantes japoneses (la librería hispanoamericana que muchos no acabamos de añorar). Cuando vengas a París te recomiendo ‘L’harmattant’ en la rue des écoles, que tiene un ordenado desorden muy apreciable y además tiene libros de todas las lenguas.
Y bueno, creo que ahora tendrás que seguir haciéndonos visitar otras hermosas librerías del mundo! (Creo que en Chile, no sé si en Valparaíso, hay una que me parece haber visto descrita en alguna página de Niée).
abrazos
Leonardo, lo primero agradecerte tu visita por ésta tu segunda casa bloguera, y por dedicarle tiempo a recorrer sus rincones. Tus palabras me hacen volver a pensar en la idea de ir elaborando, entre todos, una galería de librerías que podríamos, o bien publicar en cada uno de nuestros espacios, o crear uno nuevo en el que participáramos todos los que quisieran para ir dándole forma. Siempre es agradable el trabajo en común. De momento tomo nota de «L’harmattant» que no conozco. Un fuerte abrazo.
Ernesto, estuve en algunas librerías de libros usados, como decimos en Chile, en tu bella Madrid, pero no con tanta mística como la que muestras en la imagen, y por supeusto que en Chile hay algunas, las más hermnosas escondicas, pero estan. La última qeu recuerdo que me ha dejado asomprada está en Lima, en una vieja Iglesia que(por supusto no recuerdo el nombre pero nuestro amigo Luis Irles sí, alguna vez lo comentamos) en ella y despues de pasar la la zona de la iglesia te perdías un poco y enocntrbas unas catacumbas maravillosas y una biblioteca que te daban ganas de quedarte ahí perdida. En realidad, en cada rincón del mundo siempre hay algún escondido que despierte nuestro asombro.
Abrazo.
Tienes razón Patricia, aquí quedan esas librerias, que no llegan al clima que se respira en la Shakespeare. Vuelve a alimentarse en mi la idea de realizar entre todos una galería con las que cada uno conocemos, seguiré dándole vueltas a la idea. La que tu citas en Lima me hace pensar en otra, igualmente situada en una vieja iglesia, que suelo visitar siempre que voy a Barcelona, la Central del Raval, aunque no llega a esas catacumbas que dices. Gracias por tu aportación.
Otro abrazo para ti.
No puedo creer lo maravillosa que me resulta esa librería!!!
De verdad es como sentir que se ha retrocedido en el tiempo o mejor dicho que todo ha quedado igual…
Místico el lugar tiene ese algo especial, si algún dia viajo a París no dejaré de visitarla…
Gracias por hacerme conocer un lugar tan maravilloso!!!
Imagino el olorcito a tiempo que debe haber alli y me encanta!!!
Besos y perdón por haber tardado en venir a visitarte.. digamos que mi año no terminó como esperaba y tampoco ha empezado de lo mejor… pero aca estamos… !!!
Besos a tu alma cielo!!!
Buscando librerias antiguas para inspirarme me has descubierto un lugar increíble, muchas gracias ^_^
Reblogueó esto en Trópico de cáncer.