Ayer, el exdictador y asesino argentino Jorge Rafael Videla, represor, torturador e impulsor de la represión de las Juntas Militares durante este oscuro y horroroso período del país (1976 – 1983) durante el que desaparecieron 30.000 personas, fue condenado por segunda vez a cadena perpetua. La sentencia, dictada por el juez Jaime Diaz Gavier le condena a prisión perpetua en una cárcel común e inhabilitación absoluta para ejercer cargos públicos. se ordena el inmediato alojamiento en la unidad carcelaria dependiente del Servicio Penitenciario Federal que se encuentra en Campo de Mayo. Desde el 2008, Videla había perdido el beneficio de la prisión domiciliaria por tener más de 70 años y está preso en esa cárcel común.
Quiero agradecer publicamente a la justicia argentina, por finalmente haber conseguido que no queden impunes los monstruosos delitos cometidos por este cruel personaje, quien ya había sido una vez condenado a la misma pena en 1985, pero que cinco años después, el entonces presidente Carlos Menem le concedió el indulto. Gracias a la presión de la ciudadanía, merecedora de todo reconocimiento por sus esfuerzos por corregir tal situación injusta, en 2008 la Corte Suprema declaró inconstitucional esa amnistía y lo envió a prisión preventiva.
Para ofrecer una idea clara de la calaña de este individuo, señalaremos que durante todo este último proceso, el delincuente Videla mantuvo en todo momento la actitud siempre arrogante que le caracteriza y escuchó impasible el veredicto, insistiendo que todas sus actuaciones se habían producido dentro de la «guerra justa contra la subversión», sin mostrar ni un asomo de arrepentimiento.
Por ello, no cabe ni el perdón ni la compasión, y siguiendo la línea de un magnífico cuento escrito por la amiga Vi, solo puedo desear que tenga una larguísima vida para que pueda estar preso en una cárcel común hasta su muerte, que espero sea muy lejana.
Mi enhorabuena, apoyo y solidaridad con las víctimas y familiares que siguen en la lucha por sus seres queridos. Siempre con ellos. En su honor y recuerdo os dejo la letra de esta canción de Fabián Mateos.
HIMNO POR LOS DESAPARECIDOS
Yo canto por los desaparecidos,
porque no perdono ni me olvido.
Canto por el asco que yo siento
cuando veo genocidas sueltos.
Canto porque no puedo olvidarme
de la noche de los lápices.
Yo canto por los desaparecidos,
porque no perdono ni me olvido.
Canto para que no vuelvan nunca
los asesinos de la dictadura.
Canto porque no me cicatrizan
mis muertos de Malvinas.
Pueden tirarnos al fondo del Río de la Plata,
enchufarnos a 220 y darnos picana,
pero nunca podrán jamás hacernos callar.
Vamos a cantar hasta morir por los Desaparecidos.
Canto porque somos argentinos,
heridos pero no vencidos.
Canto porque sangran las heridas de las tumbas clandestinas.
Canto porque hay hijos de puta libres gracias a un indulto.
Cantamos en plaza de mayo, porque no olvidamos ni perdonamos
yuta, palos, gases y balazos.
Vamos a cantar hasta morir por los Desaparecidos.
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