El Cantón de Cartagena duró 185 días, en los que la ciudad se convirtió en el centro de atención mundial y en la qué, aparte de los hechos militares de lucha entre los revolucionarios y el ejército centralista, se producirán una serie de actividades políticas y sociales, entre las que podemos destacar las siguientes:
Gobierno cantonal
A la Junta Cantonal de los primeros momentos, presidida por el cartagenero Pedro Gutiérrez, sucedió el Gobierno Provisional presidido por el general Contreras, con Antonete ostentando el cargo de ministro de Ultramar, y Roque Barcia, la presidencia. Pronto surgieron reservas y roces entre los dirigentes cantonales, y para solucionarlas se crea un híbrido por fusión del Gobierno y la Junta, que se conocerá como Junta Soberana de Salvación Pública, que finalmente complicará aún más las complicaciones y dificultando el funcionamiento de los servicios, abastecimiento, sanidad, orden público, etc.
Roque Barcía (presidente Gobierno Provisional)
Programa del Cantón de Cartagena
La Junta Soberana establece en una Proclama, dada el 1 de octubre de 1873, las siguientes medidas: instrucción gratuita, obligatoria y elemental, prohibición de la enseñanza religiosa, confiscación de los bienes de las asociaciones religiosas y confiscación de los bienes adquiridos por herencia y con origen de gracia y donación real, tales como vinculaciones, mayorazgos y capellanías, entre otros. Todos ellos pasarían a ser propiedad colectiva del Cantón.
Acuñación de moneda propia
Para sufragar y mantener los gastos derivados de la sublevación, se decidió acuñar moneda propia. Para ello, se amnistió a todos los condenados por moneda falsa que cumplían condena en el penal de Cartagena, si se comprometían a colaborar en la elaboración de los cuños y en la acuñación de las piezas. La plata que se necesitaba procedía de la extraída en las minas de Mazarrón y de objetos que fueron incautados. Las nuevas monedas, con una Ley superior en 25 milésimas más que las oficiales, mayor tamaño también para las del mismo valor facial, y un peso superior. La acuñación se realizó en el Arsenal de Cartagena utilizando máquinas para estampación para útiles de barcos. Las monedas no llevaban figura alguna, sólo inscripciones.


Duro cantonal Dos pesetas Cantón
Diario oficial
Durante los meses de Gobierno federal en Cartagena, aparece El Cantón Murciano, diario oficial de la Federación. Comienza a publicarse el 22 de juñio de 1873, impreso en Cartagena, al precio de dos cuartos cada número. Su primer director fue Antonio de la Calle, y posteriormente Roque Barcia, quien ya había dirigido antes en Madrid Justicia Federal. Normalmente, el periódico estaba formado por cuatro páginas a cuatro columnas. formato habitual en los diarios de la época, y su contenido era exclusivamente de información oficial, no conteniendo anuncios ni otras noticias. El último número que se conserva es el del 24 de noviembre de 1873.
El Cantón en la prensa gráfica de la época
Los acontecimientos de Cartagena provocaron una enorme atención en los medios de la época. La prensa nacional y extranjera, tanto la de información como la satírica, dedicaron amplios espacios a reflejar estos acontecimientos, publicando precisos grabados, entre otras noticias, sobre los hechos, escenarios y personajes cantonales. Entre las revistas que trataron gráficamente el tema, podemos citar dos magazines, “La Ilustración Española y Americana” y “Le Monde Ilustré”, y tres satíricas, “La Flaca”, “La Campana de Gracia” y “El Pirata”.

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Sitio de la ciudad de Cartagena, rendición y fin del Cantón.
Desde primeros del mes de agosto, el gobierno de la República pondrá sitio a la ciudad de Cartagena con el fin de sofocar el movimiento cantonalista; las tropas, al mando del general Martínez Campos, sitian la ciudad y comienza una situación de asedio y bombardeos que continuará hasta la toma definitiva de la plaza. El cerco a que será sometida presenta una especial crudeza, principalmente durante los dos últimos meses, destacando la intensidad bélica por parte de las tropas sitiadoras, cuyos bombardeos indiscriminados originan numerosos desperfectos y desgracias en la población. Los sitiados, por su parte, ofrecerán una verdadera defensa numantina a pesar de su inferioridad técnica. Otra muestra de la ferocidad de la contienda la encontramos en la amenaza de demolición a cañonazos de los molinos de harina que proporcionan el trigo a la ciudad sitiada, y el bloqueo por una guardia de voluntarios de la República con el fin de impedir el paso de comestibles.
Bombardeo de Cartagena
Dentro del Cantón hay que señalar que, a pesar de ser una plaza sublevada y sometida a bloqueo militar, y sufriendo un duro bombardeo con artillería, se mantuvo el orden interno y funcionaron todos los servicios civiles y militares. No se permitieron desórdenes ni saqueos, manteniendo su funcionamiento normal los hospitales, teatros y servicios municipales. Pero la situación política empieza a sufrir cambios con el cerco; el grupo de Barcia, más tibio con el movimiento, empiezan a intentar buscar la salida a cualquier precio, influenciados por el ofrecimiento del Gobierno Central a los militares sublevados de otorgarles el perdón y un destino en ultramar. Ante ese clima de entreguismo y la traición de algunos militares, hasta entonces fieles al Comandante Antonete, éste, un día antes de la entrada de las tropas del General Dominguez, llega a detener a los miembros de la Junta Soberana, incluido el propio Barcia.
Entrada tropas centralistas en Cartagena
A los seis meses de la proclamación del Cantón, el día 12 de enero de 1844, el general López Dominguez consigue finalmente la rendición, las tropas a su mando entran en la ciudad después de que ya se hubieran hecho con algunas de las baterías que protegían el puerto y contarán con el apoyo de los barcos centralistas bombardeando también. Cartagena está prácticamente destruida, ha caído la catedral, ha caído el Ayuntamiento, miles y miles de viviendas ya no existen, el Parque de Artillería ha sido volado.
Ante la pérdida de la ciudad, Antonete, acompañado de su hijo herido, logra escapar a tiro limpio y huir embarcado en la Numancia, con más de mil fugitivos a bordo, y rompiendo el bloqueo del puerto por las fragatas Carmen y Victoria, se dirige a Orán. Allí serán detenidos por las autoridades francesas, internando a Contreras y Gálvez en dicha ciudad y distribuh¡yendo al grueso de evadidos por fortalezas, campos de concentración y presidios. Mientras, en España se encausó a Antonete por los delitos de sedición y rebelión entre otros, siendo condenado a la pena de muerte. En 1891 sería indultado al ser restaurado Alfonso XII, volviendo a su Torreagüera natal. No obstante, volvería a protagonizar nuevas sublevaciones en 1896.
Huida de los insurgentes tras la caída del Cantón
Con esta tercera entrega doy por terminada la serie sobre este hecho, que daría para muchísimo más teniendo en cuenta la cantidad de factores que tuvo, lo que significó en si mismo, el impacto que tuvo en el desarrollo de la Iª República, la represión posterior y la recuperación y rehabilitación de la ciudad.
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Fuentes consultadas
A título meramente enunciativo,ya que realmente he consultado otras muchas fuentes, os dejo una nota de algunas de ellas, pidiendo disculpas a los que se me haya pasado citar, especialmente a algunas de las páginas web visitadas en busca perincipalmente de imágenes.
Arroyo Cabello, Mª del Socorro, La Prensa murciana en el sexenio revolucionario (1868-1874)
Molina Martínez, José Luis, El Cantón murciano, hecho romántico en el realismo
Muñoz Barberán, Manuel, Antonio Gálvez Arce (Antonete). Héroe liberal (1819-1898)
Pérez Castro, Antonio, Levantamiento cantonalista
Ribbans, Geoffrey, El Cantón de Cartagena en Sender y Galdos
Victoria Moreno, Diego, La represión pública durante y después del Cantón Murciano
Páginas web:
http://www.artehistoria.jcyl.es – http://www.cartagenaantigua.es – http://www.ciere.org – http://www.fdomingor.jazztel.es – http://www.intercentres.cult.gva.es – http://www.jarique.com – http://www.partidocantonal.com – http://www.regmurcia.com
© Ernesto Cruzado Catalán
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